Con la creciente penalización del diésel, y la propuesta por parte de la patronal de prohibir la circulación por las carreteras de coches con más de doce años de antigüedad, el futuro del automóvil es cada vez más incierto. Si ya es difícil conseguir un coche antiguo, de segunda o tercera mano, para muchos, mucho menos hacer la transición tan rápida de renovar el auto cada pocos años, como por supuesto piden los fabricantes y presionan a los gobiernos para que sea algo obligatorio.
Sin embargo la problemática de la contaminación en el uso y mantenimiento de un coche está ahí, y con cada vez más gente usando coches (los jóvenes que se incorporan a las carreteras en aumento, y cada vez con menos edad) el automóvil sigue siendo un lujo de adquirir y mantener.
La alternativa de usar bicicletas puede estar bien sobre el papel, más aún en una sociedad -la occidental- donde el problema del sobrepeso es uno de los peligros para la salud más importantes entre la población. Pero ni la orografía, ni la distancia a recorrer a diario, hacen a veces de la bicicleta el vehículo ideal.
Con el desmantelamiento y caos del transporte público, a muchos la única opción al alcance de sus bolsillos, asequible y útil, que les queda, son las motocicletas y scooters.
Más o menos de media, y sin cansarte, con una bici podrás recorremos unos 8 o 10 kilómetros diarios. Esto incluye el subir algunas pendientes más o menos pronunciadas, y el poder pedalear con ropa normal o "casual" sin tener que parecer que vamos al "tour de Francia", es decir, con pantalones tejanos y algún chubasquero para la lluvia.
Es cierto que, si el terreno lo permite, podemos cubrir más distancia en bici, y que hay países en donde se va atrabajar en bicicleta cubriendo muchísima más distancia (e incluso subiendo puertos), pero aquí lo que se trata es de llegar a la oficina y poder ponerse uno a trabajar, no llegar sudando y con la ropa empapada pidiendo una ducha a gritos.
También puede parecer poca distancia y que puede cubrirse más o menos fácilmente a pie, pero 12 kilómetros de ida y 12 de vuelta son nada menos que 24 kilómetros que, ciertamente, algún día podríamos hacer tranquilamente andando, pero por cansancio (y lentitud) el recurrir a un vehículo, como la bicicleta en este caso, nos haría más cómoda y llevadera la jornada.
Es una distancia digna, en todo caso, que hace posible que la bicicleta sea una buena opción para un gran número de trabajadores, sobre todo en las grandes ciudades. Se hace necesario, eso sí, la mejora de los trayectos mediante carriles bici y rutas o senderos con pocos desniveles y relativamente protegidas ante las inclemencias del tiempo (por ejemplo con árboles, que además haría más ecológico y relajante el desplazamiento).
En moto fácilmente podremos cubrir una distancia a diario de entre 30 o 40 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, esto es: poder hacer un trayecto en el cual podamos desplazarnos y no tener que estar sometidos mucho tiempo a la lluvia o bajo las duras condiciones del tiempo, haciendo más insegura (e incómoda) la circulación.
También hay que tener en cuenta si usamos scooter, ciclomotor o motocicleta. En los dos primeros casos hay que añadir la complicación de un vehículo mas inseguro y menos potente, mientras que en el último caso podremos hacer uso de autopistas, pero también deberemos proveernos de una ropa más adecuada que nos proteja mejor. Obviamente podemos ir en moto en traje y corbata, pero hacer eso cada día no sería lo más adecuado y, además, si nos alcanza una tormenta podemos llegar hechos un cromo a nuestro destino.
Por último, tenemos el auto. Por supuesto es más cómodo, seguro, y podremos cubrir largas distancia con nuestra vestimenta habitual y transportando mucho equipaje. Es el medio de locomoción más usado, y es por algo: su versatilidad.
Si tenemos el trabajo a más de cien kilómetros de nuestra residencia habitual, el medio de transporte a elegir no deja dudas. El coche es lo más cercano a transportar "un trozo de hogar" con nosotros. Desde una perspectiva histórica, el coche sería como un carruaje, y la motocicleta o bicicleta, como viajar con solo un caballo. Pero ni en sus tiempos podían acceder todos al carruaje, muchos tenían que conformarse con carretas o ir a caballo o en asno, claro que las carreteras (y las vías en general de comunicaciones, y los servicios que se podían encontrar en el camino) estaban más orientados y pensados para ello que ahora. Sin embargo hoy toda la cantidad de vías rápidas, estaciones de servicio, autopistas, caminos y núcleos habitados, están total y absolutamente orientadas y enfocadas al uso del coche, de manera que, si queremos que se use menos el coche, las Administraciones deberían empezar por dejar de diseñar ciudades "pro-coche". Hasta que eso no ocurra la gente seguirá estando obligada, y sin remedio, a seguir usando el auto. Digan lo que digan sobre sus peligros medioambientales.
Es algo así como si queremos prohibir la Coca-Cola, pero para comprar otra bebida tenemos que pagar más precio y acudir a solo unos pocos supermercados, mientras el resto de tiendas, la mayoría, solo ofrecen Coca-cola. Pues ocurrirá que la gente seguirá comprando Coca-Cola, porque es lo único que les ponen más a mano y la única opción que ven. Con el coche es lo mismo, durante décadas se han estado gestando ciudades, vías de comunicación y servicios, orientados a promover su uso y para acogerlo. No podemos decir ahora que el coche no sirve sin más, cuando todo alrededor gira en torno a él.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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