Las marcas más diversas han encontrado en los productos que apelan al recuerdo de años anteriores todo un filón. Estamos viendo cómo, cada poco tiempo, más y más estanterías se llenan con este tipo de productos, lo que es una muestra que viene a decirnos algo evidente: los productos de ahora no son, ni mucho menos, como los de antes.
No son como los de antes los pastelitos, ni la crema de cacao. No son como los de antes los automóviles, ni los receptores de radio. Aunque por fuera intenten parecerse.
No vemos a ninguna compañía frutera diciendo: "un plátano de Canarias 'como los de antes'", o "una lechuga 'como las de antes'". Obviamente no es necesario: se presupone (y todo el mundo espera que así sea) que esos sean productos como los de antes.
Hay pocos ejemplos similares en artículos de consumo, pero también los hay. Por ejemplo, tenemos a los encendedores Zippo, o a los cuadernos MiquelRius, ellos no necesitan apelar a simular su historia porque realmente son los encendedores, y los cuadernos, "de siempre", así que no es necesario venderle al consumidor algo que sabe de sobra que siempre han estado ahí.
Sin embargo es muy curioso que cuando ese producto dista mucho de ser el de siempre, el que conocíamos y con el que crecimos, entonces tengan que simularlo. Ocurre con la Nocilla, ocurre con los pastelitos Phoskitos, ocurre con los automóviles Mini, ocurre con tantas cosas..
No podemos parar la vorágine de las modas y ésta, como cualquier otra, viene y va. Y cuando se pase solo seguirán ahí, como antes, como siempre, los encendedores Zippo, los cuadernos MiquelRius, y los Casio W-59. Y, por supuesto, también los plátanos y las lechugas. Es decir: los de siempre. Pero los de siempre de verdad.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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