Si uno se detiene a ver algunos programas de televisión antiguos, se dará cuenta de lo que tenían que soportar las mujeres de aquella época, en este caso estamos hablando de la España de los años sesenta y setenta. Por fortuna -menos mal- lo que se veía en aquellas series, programas y tertulias, sería impensable hoy en día (algo ha avanzado la sociedad), pero da un poco escalofríos cuando uno ve ahora lo que tenían que soportar madres, hermanas o amigas, cuando se ponían frente a la televisión: una sociedad patriarcal, en donde el hombre trataba a la mujer como un trapo -hablo socialmente, luego cada uno supongo que tendría su propia manera de ser-, y pisoteaba sus derechos, solo por su condición de mujer, hasta la humillación.
Insisto en que los programas de televisión de la época eran solo una muestra de lo que en la sociedad era algo "normal" y estaba a la orden del día, no solo el acoso en el trabajo, sino la denigración más absoluta dentro y fuera de casa.
He decidido traeros como ejemplo de esto que os cuento la serie "Fábulas", emitida por RTVE (Radio Televisión Española) en la temporada 1968. En concreto, su episodio de "El zagal y las ovejas" (que podéis ver online), interpretado por Fernando Fernán Gómez, Julia Gutiérrez Caba, Luis Morris, Pilar Velázquez, Verónica Luján, Ana Carvajal, Antonio Queipo, Onofre Fraile, Isabel María Pérez, Salvador Orjas y Rafael García.
Para no haceros sufrir con los casi tres cuartos de hora que dura el episodio, he extraído del mismo unos extractos (que os pongo al final). Por desgracia el audio no es muy bueno, pero os pongo los diálogos y os los comento:
Julia Gutiérrez Caba, la co-protagonista con Fernando Fernán Gómez, le explica a una amiga el sufrimiento que es tener tantos hijos (ya tiene cinco), mientras su marido se pasa el día "divirtiéndose". Su amiga concluye, resignada:
- El mundo está organizado así.
- Mal organizado, diría yo. -Opina su amiga.
Pasamos a otra escena, en ella el protagonista está en la oficina con dos colegas y una chica, que mecanografía ante una máquina de escribir. Ellos se disponen a jugar a "los chinos", y ella les pide participar, a lo que ellos se niegan amenazándola con que "no la van a invitar más al café". Atención a la dosis de machismo en su máxima proporción. Tres hombres contra una muchacha, menudos valientes:
Actor 1: - ¿A "los chinos", señores?
Actor 2: - ¿Quién sale?
Actor 3: - El que perdió ayer.
Actor 2: - Entonces usted.
Actriz: - ¿Puedo jugar?
Actor 1: (le responde) - Mientras exista el pluriempleo y los caballeros, nosotros le invitamos a café.
Actriz: (protesta) - Pero yo soy tan oficial de primera como ustedes, y he entrado aquí por oposición.
Actor 1: - Eso no podemos evitarlo...
Actor 3: - Pero protestamos contra el sistema.
Actor 1: - Usted es una mujer.
Actriz: - Tampoco puedo evitarlo yo.
Actor 1: - Su situación aquí es provisional.
Actriz: - ¿Puede saberse la razón?
[Nótese cómo ellos se tratan entre sí de "señor Apellido", mientras a ella la tratan de "señorita Nombre", más informal).
Actor 1: - La "carrera" de la mujer es el matrimonio. Y usted es muy joven y muy mona, señorita Paula.
En esta otra escena la "señorita Paula" sigue con su trabajo, mecanografiando. Nada fuera de lo habitual, salvo que ellos, los hombres, continúan jugando a "su partida". Ya casi como con recochineo, entre el "clac-clac" del tecleo constante de la chica, ellos comentan:
Actor 3: - Y ahora después de tomar "el cafetito"...
Actor 2: - ¡A trabajar!
Pasamos a otra escena, que es la que me ha descolocado totalmente. Auténticamente infumable, demencial. Al protagonista lo avisan para que vaya al hospital rápido, puesto que su mujer va a dar a luz. Antes de irse, uno de sus compañeros de oficina, en lugar de desearle que todo salga bien, o que sea rápido el parto y su mujer y el niño estén con salud, le lanza esta frase que, por sí sola, aúna todo lo que tenían que soportar las mujeres de aquellos años. Atención:
Actor 3: - ¡Qué sea nene!
Actor 2: - Sí...
¡Qué fuerte! ¡"Que sea niño", le desea! ¡Como si las niñas fueran una basura, un mal agüero, un problema, una deshonra! Me quedo pasmado.
Finalizamos esta sarta de despropósitos -insisto, por fortuna hoy en día intolerables en la televisión- con el toque final: Fernando Fernán Gómez dice: "Siempre está de broma mi 'Margaritina'" (su mujer) y, acto seguido, se dirige a su compañera de trabajo y como si tal cosa, le toca los mofletes, se los estruja, y le hace un par de caricias en el mentón. Espero que, si esto ocurre hoy en día en algún lugar de trabajo, al "pavo" que haga semejante cosa le pongan ipso facto de patitas en la calle.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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