Hubo un tiempo en que comprar una radio era un gran acontecimiento, y podías sentirte tan contento como si ahora te comprases el smartphone de última generación (¡mucho más!). Hoy si compras una radio te lo dan en una caja de cartón, y a duras penas te dan siquiera un manual malamente traducido, pero antes ni mucho menos era así.
Además, mientras que hoy solamente puedes elegir entre marcas (a cada cual peor) con su fabricación en China, antes tenías marcas de renombre (a cada cual mejor) que pugnaban entre ellas en calidad y belleza, con aparatos de radio de muy atractiva factura.
Las radios compactas (las "pocket radio") se acompañaban además de una funda de transporte. Acertadamente, los fabricantes sabiendo que ese aparato iba a ser muy manoseado y llevar mucho trasiego, protegían su exterior con una funda que impedía que la carcasa se deteriorase, rayase o se rompiera. Luego podías llegar a casa y quitársela, o bien mantenerla con ella durante años, y descubrir (cuando se la retirases) que seguías teniendo una radio intacta. Además, al no soler usar pinturas (normalmente el color exterior de la radio lo daba el mismo plástico, no una capa de pintura por encima) el color no se iba ni se deterioraba.
Algunos fabricantes iban más allá, ofreciendo bolsitas de gel sílica para prevenir las humedades, e incluso (en algunos casos) el fabricante añadía el extra de unos auriculares, eso en una época en la que los auriculares era algo muy raro de ver y casi no se utilizaban, o bolsitas de cuero para portar las pilas.
El aparato de radio pasó a ser un producto vital en las reuniones de jóvenes, en las vacaciones en la playa o durante las noches. Los programas de noticias nocturnos e informativos era lo último que la gente escuchaba antes de irse a dormir (y no los "peliculones" en la televisión), mientras que, por las tardes, radionovelas radiadas y consultorios les hacían más amenas las horas a las señoras en sus hogares, o a las amas de casa mientras llevaban a sus hijos a jugar al parque.
La radio fue un elemento insustituible, y el instante de ir a comprarla, un momento especial. Sabíamos que, más que un aparato, íbamos a comprar una compañera. Y los fabricantes nos engalanaban la compra con toda suerte de detalles que nos hacían la experiencia aún más agradable y enriquecedora.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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