Tenía ganas de probar unas gafas de sol "low-cost", de estas que nos podemos encontrar en supermercados y bazares, para poder compararlas con las gafas de marca que ya probamos en anteriores ocasiones. En este caso, las elegidas han sido unas gafas de Carrefour que, por solo 6€, su fabricante nos informa que son tan buenas "como las de una óptica" (o "calidad óptica garantizada", mencionan textualmente). Si hacemos caso a su etiquetado no parecen ir desviados, porque los cristales son de policarbonato, con una protección ultravioleta excelente (UV400) y, encima, llevan cristales polarizados. Casi nada. Pero eso no es todo: en las manos comprobamos que la montura no es de "plástico barato", sino de resina, muy flexible y ligera, casi a la altura de las mejores marcas del mercado.
Cuando pienso que por las mías, compradas en óptica, me cobraron casi 100 €, no puedo más que preguntarme que dónde está la trampa.
Bueno, "la trampa" (o parte de ella, claro), está en la marca. Las mías eran de una renombrada marca de una de las multinacionales del sector que, por lo que se ve, tienen unos precios que casi parece que te compres oro. Como tuve ocasión de cambiarle los cristales, por unos polarizados me pedían casi otros 100 €, eso sin añadir el filtro de luz azul... Ante mi pregunta de por qué eran tan caros, la dependienta me respondió con bastante incredulidad (como si pisar una óptica tuviera que ser caro ya de por sí) que era porque estaban construidos "en policarbonato", no como esas gafas baratas "que venden por ahí".
Pues ya veis, unas gafas "baratas", de un supermercado, y también de policarbonato. Quién lo iba a pensar. Y todo, por seis euros, algo imposible según la señorita de la óptica.
Por supuesto, su fabricación es china, y quizá sea a eso precisamente su competitivo precio, aunque no nos engañemos: también las de marca de renombre las fabrican en China. Eso y un diseño de montura algo escaso, probablemente debido a que -como suele ocurrir- los chinos utilizaron como base de diseño y medidas orientales, algo más escasas que las europeas (ocurre también en zapatería y ropa, y por eso cada vez más el diseño de los productos chinos se hace en Europa). Si no fuera por ese detalle, estas gafas pasarían perfectamente por unas de precio mucho más caro, lo que demuestra que, a veces, podemos encontrar bastantes gangas aún en las grandes superficies.
Las gafas son ligeras, muy cómodas y, además, no tienen esas molestas y desagradables partes de goma (resina blanda), que se deshacen con el calor y se llenan de porquería que les ponen a las gafas las marcas más elitistas del mercado (con el único fin de que te duren unos años y luego tengas que cambiarlas, no van a ser tontos...). Éstas no. Construidas de una única pieza de resina tanto las patillas como el apoyo en la zona de la nariz, parecen además bastante resistentes. Y lo serían mucho más si no fuera por la bisagra, de metal, y con un tornillo que da la impresión de ser bastante frágil (y de hecho a las primeras de cambio se ha salido y casi se pierde). Destacar que, además, al menos la montura está equilibrada, y no se desvía a un lado ni al otro como en las Bollé.
Pero, ¿quiénes son estos de "Smart Marketing Shop"? Es una compañía con sede en Madrid dedicada al marketing, del Grupo Smart, que hacen un poco de todo: Call-Centers, campañas de publicidad, gestión de tiendas de clubes de fútbol y, por lo visto, también "encargos" de artículos como las gafas que veis, que probablemente estén destinadas también a venderse en tiendas deportivas con el logo de algún equipo de fútbol, o como regalo promocional de los productos más dispares.
Ellos, por supuesto, no las fabrican, se fabrican en China por "no se sabe quién y no se sabe dónde", como bolis, gorras, o cualquier otro material de este tipo. Pero si su trazabilidad os preocupa, deberíais saber que hay muy pocos de estos productos donde se pueda realizar un seguimiento bastante fiel de su lugar de producción al puesto de venta porque, aún siendo de marca, lo que pagaréis por ello será eso: la marca. Muchas de ellas vendrán también de China, y seguiréis sin saber de dónde ni cómo se han fabricado.
Es una lástima que hoy día comprar unas gafas de este tipo sea casi como tirarse a la piscina, no digo que sean malas (de hecho ya veis: son bastante buenas y competitivas, incluso comparándolas con gafas adquiridas en ópticas), no estoy contra eso, me parece muy digno que una compañía pueda sacar a la venta estas gafas. Lo que ya no me gusta tanto es que en lugar de una empresa española, que podría no digo ya fabricarlas aquí, sino al menos dedicarse específicamente a estos menesteres, tenga que hacerlo una empresa de marketing que de gafas ya te imaginas lo que sabrán. Pero yendo más allá, es lamentable que ni siquiera haya marcas españolas de gafas, que las fabriquen ellos y que tengan todo el control sobre ellas.
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
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